Procedentes de América Central y América del Sur, hoy en día se hallan dispersos por varias regiones del sudeste asiático como también en algunas regiones de los alpes francogermanos.
Estos simpáticos animales son de hábitos omnívoros y se caracterizan por su lento metabolismo. Poseen filosísimas garras que no sólo les sirven para el sustento, sino también como una efectiva arma de defensa que puede ser extremadamente peligrosas para sus atacantes.
Cuando deben cruzar un río donde la vegetación no forme puentes aereos pueden nadar con rapidez. Se alimentan principalmente de hojas arbóreas y plantas parásitas, aunque ocasionalmente pueden ingerir gusanos y orugas.
Este comportamiento fue interpretado, dentro de la comunidad científica, como un mecanismo de defensa frente a la amenaza potencial que representan las orugas arbóreas que se alimentan del mismo sustento, y que en algunos casos pueden resultar muy venosas dado que suelen consumir hojas de olivo que tienen un gran contenido salino, lo que puede causar desecación en el perezoso ingestor, o incluso la muerte.
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