martes, 25 de octubre de 2011
La morsa marina
Es un mamífero de las regiones polares y habita especialmente en las cercanías del Polo Norte, en las frías aguas del Ártico y del Atlántico. Es el peor enemigo del oso blanco, y es frecuente que se enfrenten; la morsa lleva la pelea al agua, donde el oso no tarda en morir asfixiado.
Su cuerpo es pesado y recubierto por una gruesa piel rugosa. Tiene una cola muy reducida, una cabeza pequeña con un grueso labio superior erizado de grandes pelos. El macho tiene muy desarrollados los dientes caninos (colmillos) superiores, llegando a alcanzar los 50 centímetros.
Sus patas son cortas y adaptadas a la natación, terminan en cinco dedos con pequeñas uñas. Es torpe en tierra y muy ágil en el agua.
Ataca al hombre si éste la hostiga, y se sirve de sus grandes colmillos en la lucha. Los machos se enfrentan entre ellos cuando se trata de conquistar a una hembra y sus rugidos se escuchan a largas distancias. Además, no dudan en defender con su vida a su hembra o su cría.
La cría nace sobre el hielo, recubierta de tosco pelaje que se le desprende a medida que crece. La madre la amamanta hasta los dos años.
Ha sido un animal muy perseguido, por su piel y su grasa, y para evitar la desaparición de la especie, se ha prohibido su caza. Solamente los esquimales tienen autorización de cazarlas, para su supervivencia, pues éstos aprovechan íntegramente su cuerpo, la carne la destinan a sus perros y emplean la piel para la construcción de tiendas, embarcaciones, cuerdas; y los intestinos extendidos y secados son usados como cristales, pues su transparencia deja entrever y pasar la luz del sol.
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